Siempre fue él.

El motivo de mis ilusiones y de mis llantos, de mi felicidad y de mis sonrisas, el motivo de vivir y de desilusionarme, de seguir adelante. Él me enseñó a querer, a permanecer tranquila, a saber actuar, a sonreír... Me enseñó otra forma de ver la vida totalmente diferente, me enseñó el optimismo, otro mundo, a abrir los ojos, a saber que hay tiempo para llorar y para reír. Me hizo sentir en confianza, sentir querida, siempre estuvo a mi lado, en lo bueno y en lo malo, me quiso con todos mis defectos y me prometió que siempre estaría a mi lado. Él es el motivo de estar aquí, me ayudo y me protegió siempre, me dio su mano cuándo la necesitaba, él sufrió y también sonrió. Cambió mis lágrimas de sufrimiento por lágrimas de felicidad, se preocupó por mí en todo momento. Por eso, creo que tengo razones para decir que verdaderamente, ÉL ES MI VIDA.